viernes, 28 de junio de 2013

Partido de la Red: el paraíso del opinólogo?

Hace rato viene dando vueltas por las redes sociales la iniciativa del Partido de la Red. En el último tiempo tuve la oportunidad de ir a una de sus reuniones de presentación y, hace algunos días, de reunirme con mi gran amigo Alejandro Sewrjugin (de quién recomiendo su blog 3RA REVOLUCIÓN), un militante activo de la idea que proponen.


La iniciativa, vista desde la perspectiva experimental, me parece divertida sin embargo le sigo encontrando uno cuantos puntos flojos en su concepción, a saber:

1-    Punto de partida equivocado. En el pitch del partido siempre ponen como punto de partida que la gente no participa en política porque no se les da la oportunidad o porque ven a la política como algo sucio. No se plantean nunca que, quizás, mucha gente no participa porque simplemente no le interesa, no tiene tiempo, prefiere dedicar su tiempo libre a la pastelería o a la botánica y no a la política, o lo que sea.
Me atrevo a decir que la mayoría de las personas está feliz con relegar sobre el estado, en mayor o menor medida, sus decisiones de la vida. Inclusive siendo participante activo en la política, en lo personal, prefiero que otro se ocupe de las políticas sociales, de transporte, de educación, de seguridad… otros que sepan lo que hacen, bajo principios bien definidos, claro.

2-    Tendencia a la opinología. Por más información que haya en los foros de discusión, no queda claro por qué doña Rosa va a estar en capacidad de votar si está bien subir un impuesto o cambiar el plan de estudios de un colegio secundario. Inclusive, no queda claro cómo los foros de discusión, donde dicen que pondrían posturas contrapuestas/complementarias a debatir la idea, se diferenciarían de hacer zapping entre TN y 678.
La “magia” de la estructura representativa está en que uno confía su voto a una persona o partido con el cual comparte principios. Ese partido, se supone, se rodea de asesores especialistas que analizan el impacto de cada acción de manera seria para ir hacia la dirección que pregonan. Está claro que esto falla el 98% de las veces, pero la falla está en la corrupción y no en el sistema representativo, que supone delegar en quién sabe.
Para ser claro, con una analogía, si me siento mal voy al hospital donde hay un conjunto de expertos que pueden analizarme de distintas perspectivas y darme una cura. El partido, parece proponer que si nos sentimos mal hagamos una reunión de consorcio y veamos si nos tomamos una aspirina o un sertal.

3-    Solución basada en la herramienta. Parece preponderar mucho más el peso de la herramienta colaborativa por sobre el concepto de cambiar la política. Esta observación no es menor, indica que hay más técnicos que políticos por detrás. Es común entre los ingenieros creer que todo se soluciona con una herramienta de workflow, un foro y una base de datos.
La herramienta me parece interesante, pero dista de ser la solución al problema, inclusive asumiendo que la solución al problema es la “directización” de la democracia. Sin un trabajo serio sobre la educación, someter cada movimiento de la vida política de un país a un plebiscito terminaría no muy lejos del resultado de la película Idiocracy.

4-    El riesgo del vecino. Al votar un muppet de la red, sin posibilidad de declararse en rebeldía (aunque formalmente no bloquee la posibilidad de borocotización), puede ser que votemos a un representante que vote en contra de nuestros principios a nivel personal. Quizás suena banal en si vota a favor del cambio de nombre de una calle o de declarar el 30 de febrero como día nacional del postre vigilante, pero en cuestiones más complejas, como podrían ser el aborto, la ley de fertilización asistida, el casamiento igualitario, la eutanasia, en general la gente tiene opiniones morales formadas. Nada garantiza que la red (o sea el vecino que va a votar en la plataforma) imponga su mayoría local para que el muppet ejecute un voto contra-voluntario de quién lo puso allí. La imprevisibilidad de la red está considerada como uno de sus mayores beneficios por quienes apoyan la idea pero ya lo dice el saber popular, aprovechando la inteligencia colectiva, si miles de moscas comen mierda, no garantiza que el resultado sea bueno.

Además de estos puntos estructurales, existen otras cuestiones estratégicas que quedan en el aire, sin respuestas concretas. Por ejemplo, ¿cómo lograrán bajo su concepción, acceder al verdadero poder para imponer el nuevo régimen? o ¿cómo se votaría un ajuste económico, de ser necesario? o, uno más importante, ¿en el estado actual de país, es estratégicamente inteligente buscar dividir con un partido nuevo a cerrar filas sobre lo que más nos representa y tiene verdadera capacidad de ganar el poder?

Debo admitir que teniendo dos defectos grandes, soy ingeniero y participo en política, la idea a prioiri enamora. Sin embargo, creo que existiendo partidos nuevos en todo el arco ideológico, ¿Por qué no colaborar con los que más se acerquen a nuestras ideas, ir dándole poder y, tratar, al fin de imponer una idea común, que siente sus bases sobre la libertad y la educación? Hoy, me parece, que participar de este movimiento es un esfuerzo mal administrado.

Vale aclarar que ya di mi firma para que el partido de la red exista, y espero tenga el mayor de los éxitos. Sin embargo, estas dudas siguen dando vueltas en mi cabeza sin ninguna respuesta de fondo que me convenza.

Desde ya estoy más que abierto a debatir y aclarar los puntos, comenten y compartan!

Alejandro Repetto

@ajmrepetto

lunes, 24 de junio de 2013

De Futuristas y Vende Humo

Para analizar el futuro no hay título habilitante, es tan verdad como que para ser inventor no hace falta estudiar nada en particular. Sin embargo veo que en los últimos años surgieron muchos “futurólogos” que, si uno les raspa un poco la cáscara, no son más que integradores de charlas TED o lectores de blogs de Internet. Para la media de la gente, la que antes compraba la Muy Interesante, eso es el futuro. En los 90’s, autos voladores para el año 2000, hoy un tipo que en una TED, de no más de 15 minutos, cuenta cómo analizar materia oscura con un tenedor y un tubo de papel higiénico.

Señores y, por qué no, señoritas, eso no es el futuro. Eso no es ciencia. Como mucho llega al nivel de divulgación. Cuestión que se torna muchas veces insoportable porque en esta suerte de democratización de la ciencia, como en la “democratización” de casi cualquier cosa, genera un ejército de personas que creen que realmente saben analizar materia oscura porque lo vieron en una TED. Personas que son capaces de discutir una teoría al mismísimo Stephen Hawking a partir de información leída en un blog.

Para hacer un análisis serio de lo que va a venir y cómo va a impactar en la sociedad, no alcanza con spoilerear el próximo teléfono de Samsung o la siguiente creación de Apple. Confunden, los que lo hacen, el futuro con la frontera de la ciencia. Verdaderos futuristas, Paul Saffo, analizan el pasado, el presente y la frontera y a partir de eso generan escenarios, con probabilidades y sustento científico. Por eso su fama de “tira postas”.

Esto no es más que un descargo a partir de la creciente participación de personas que se dicen “futuristas” en los medios de comunicación (radio y TV sobre todo), y resumen su sapiencia a pegotear lo que vieron en twitter, en TEDxRuanda y 3 feeds de RSS de algún blog perdido.


No se deje engañar. Los autos no volaron en el año 2000 y usted no va a aprender a analizar materia oscura en una TED.

sábado, 23 de marzo de 2013

El futuro de la educación: igualdad de acceso


Todos coinciden en que el origen de la mayoría de los problemas es la educación. La educación, a su vez, se enfrenta a varios inconvenientes: presupuesto, distribución geográfica, nivelación, entre otros. El mayor de los problemas, a mi juicio, es la imposibilidad de acceso equitativo.

Pensemos en escuelas rurales, con 40 o 50 chicos de todas las edades, distribuidos en un par de aulas, con un solo maestro. Es claro que esos chicos no tienen la misma posibilidad de aprender que en la ciudad donde están, aunque sea, divididos en cursos por edades. Los maestros rurales hacen lo mejor que pueden, sin embargo están lejos de darle la misma posibilidad educativa y, por lo tanto, de progreso que a los chicos de escuelas en centros urbanos. Vayamos un poco más allá. Inclusive pensando en escuelas bien formadas, divididas en cursos como los que conocemos en las ciudades, ¿quién valida que el trabajo de los maestros sea el correcto o que todos los chicos tengan el mismo programa?

Está en boga el término “democratizar”. Bien, propongo democratizar la educación. Suena utópico, pero hoy la tecnología se pone a nuestro servicio y es totalmente factible con bajo presupuesto. Se necesita sólo una computadora por alumno y una conexión a Internet. En lo primero están trabajando los gobiernos a todos los niveles - desde el nacional los municipales -, lo segundo se soluciona con bajo presupuesto, a través de enlaces satelitales en lugares remotos o por cable si llega. Una vez desplegada la infraestructura hay que aplicar el verdadero cambio: aulas virtuales. Las aulas virtuales podrían generar cursos por edades, capacidades, intereses, especialidades, o cualquier otra división conveniente, para todos los chicos del país. 

Un aula virtual podría estar integrada por cinco chicos del Chaco, cuatro de Salta, seis de Tierra del Fuego y dos de Buenos Aires, todos conectados con su maestro que puede estar físicamente en cualquier otro lado del país (o del mundo). El rol de los actuales maestros rurales sería de apoyo, contención y disciplina, que es básicamente en lo que dedican la mayor parte de su tiempo.

Este sistema presenta varias ventajas. La obvia es el acceso, pero se pueden nombrar otras como el control, asegurándonos que no se desvíen los contenidos programáticos inculcando temáticas que no corresponden al ámbito educativo (e.g. la Campora en las escuelas); la especialización, pensando en un segundo paso donde cada chico tendrá su aula virtual no sólo en virtud de su edad y estado madurativo, sino también en virtud a sus potencialidades y gustos; la universalidad, pensando en un futuro con escuelas de este estilo a nivel mundial, como ya se puede ver en algunos institutos prestigiosos que están abriéndose a los MOOC (Massive Online Open Course – Cursos masivos abiertos online).

En resumen, el principio es muy simple: una computadora, una conexión a la Internet, y un cambio de mentalidad respecto a la educación. Esto podría presentar un impacto enorme en la próxima generación. Todos tendrían el mismo poder de acceso a la educación, abriendo un abanico de posibilidades mucho mayor al actual. La inversión es marginal y el beneficio incalculable. ¿Algún gobierno estará dispuesto a educar a las nuevas generaciones así?

Alejandro Repetto
@ajmrepetto

viernes, 25 de enero de 2013


Minar el espacio, como en el Rebellion

Uno de mis juegos de PC preferidos era (y es) el Rebellion. Para explicarlo rápido, es un juego basado en la historia de Star Wars donde uno elige uno de los dos bandos y tiene que conquistar el universo a través del desarrollo de tecnologías, la minería de recursos y algunas otras cosas que le ponen onda al juego. Uno de los puntos críticos de este juego, como casi todos los de estrategia, es la minería de recursos. Hay que ir tomando planetas y sus lunas para extraer los materiales de modo de poder desarrollar la economía del imperio.

Este juego del año 1998, que pretendía introducirnos en un mundo imaginario , no hacía ni más ni menos que prepararnos para el futuro (a pesar del “A long time ago…” de Star Wars). Hace ya cerca de un año que vengo escuchando la idea de minar asteroides para extraer metales. La idea es simple: acá, en la roca que vivimos, algunos metales son escasos mientras que todo el tiempo pasan cientos de asteroides cerca de nuestro planeta cargados de minerales. ¿Por qué no hacer naves con robots mineros que extraigan esos metales y los descarguen en la Tierra? Claro! ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?! ROBOTS MINEROS QUE VAN HASTA ASTEROIDES Y SACAN SUS METALES, straighforward. O.o

Suena fácil, pero hay un par de cosas que hay que ver antes que esto sea realidad. Por un lado, las naves espaciales tienen que ser más baratas. El espacio exterior debe ser más accesible para que los costos de la minería cierren. En función de esto hay varias empresas trabajando, desde Made in Space (Empersa de Singularity University) que está desarrollando impresoras 3D que funcionan en gravedad cero para poder producir piezas en el espacio hasta Planetary Resources  que desarrolla sistemas orientados justamente a la explotación de metales en el espacio.

Otro punto que debe pensarse es el desarrollo en sí de los robots de minería. Poder identificar el asteroide correcto, alcanzarlo con una nave, aterrizar, minarlo (en gravedad cero) y hacer que todo eso vuelva a la Tierra, parece un tema complejo. Empresas como Planetary Resources y Deep SpaceIndustries, están trabajando en algunas ideas que piensan probar en el futuro próximo.

Más allá de los problemas técnicos mencionados, existen dos problemas más que, a mi parecer, son más complejos: el ecológico y el social. Estos dos temas no son tratados en ninguna de las notas que publican en las secciones de divulgación científica de los diarios y me parece importante tenerlos en cuenta.

Parece que todo estuviera preparado para que transformemos los elementos que encontramos en nuestro planeta en otras cosas y no que AGREGUEMOS elementos. ¿El planeta puede soportar que agreguemos agua, oro, hierro o titanio? Si puede, ¿Cuánto? ¿Hay un límite aunque sea teórico? Por otro lado, viendo la parte buena, podríamos decir que no habrá más necesidad de minería a cielo abierto junto a la necesidad de usar contaminantes acá ya que podríamos separar los materiales en el espacio.

El último gran problema es la democratización del espacio. ¿Qué impacto social puede tener la minería espacial? Está claro que en el corto/mediano plazo sólo unos pocos países podrán acceder a ese recurso. Esto, ¿aumentará la brecha entre países? ¿De quién son los asteroides? Si dos países deciden minar un asteroide, ¿Cómo se lo disputarán?

Si bien está claro que esto no pasará mañana ni pasado, pasará en el corto plazo. Antes del 2020 es altamente probable que ya, como raza humana, hayamos hecho alguna prueba seria sobre el tema. Hay mucho que ver y pensar al respecto, pero vayámonos haciendo la idea que la mayoría de nosotros, en algún momento, consumirá productos Made in Space. 

Alejandro Repetto
@ajmrepetto

Algunos videos al respecto:




jueves, 24 de enero de 2013


Flashback de SU

No sé bien por qué ni como pero todavía tengo flashes de SU como si los hubiera vivido ayer. De hecho, casi todos los días recuerdo cosas que no recordaba el día anterior. Algo así como que mi cerebro todavía está decantando o tratando de procesar la cantidad de información absurda que recibí hace seis meses.

Últimamente aparece de manera recurrente una de las tantas situaciones raras que sucedieron en esas diez semanas: el día que tuvimos la primicia que un cónclave de científicos había concluido que los animales tienen conciencia. Es algo que yo siempre lo tomé como un hecho. Pienso que todos los que alguna vez tuvimos un perro lo sabíamos, aunque sin poder explicarlo demasiado bien. El punto, igual, no es el tema de la existencia (o no) de la conciencia animal. La anécdota es cómo se dio la situación. 

Era una de las tardes que teníamos todas clases de neurociencias, promediando la semana 7 u 8, ya todos bastante cansados. Uno de los oradores estaba retrasado. Su avión, proveniente de Londres, no llegaba. El día estaba previsto que finalice a las 17hs y, siendo las 18, este buen hombre (de quién no recuerdo el nombre) no aparecía. El jefe de profesores de neurociencias nos insistía para que nos quedáramos, que era único lo que íbamos a escuchar en esa charla. Cerca de las 19, cae un tipo de traje, totalmente desalineado, con una valija de las de carry-on y se sube al escenario.

Agitado, tomando un poco de agua, balbucea algo así como “Les tengo una noticia que va a revolucionar la ciencia”. Saca un papel arrugado, una birome y una copa de champagne de su valija, al mejor estilo Mery Poppins y dice:
 “Con esta birome acabo de firmar el acta en la Universidad de Cambridge, frente a Stephen Hawking, que declara que los animales tienen conciencia. Y esta es la copa con la que brindamos luego de ponernos todos de acuerdo”.

Seguido a ello, nos leyó el acta recién salida del horno y abrió el juego para preguntas y respuestas al respecto.

Como dije, la conciencia o no de los animales no es la anécdota en sí. Creo que sólo en SU puede pasar que viene un tipo de Londres, con una declaración firmada hacía horas en la Universidad de Cambridge, frente al gran Hawking a spoilerea material científico de ese tenor.

Por si les interesa, esta era la declaración:
http://fcmconference.org/img/CambridgeDeclarationOnConsciousness.pdf


Alejandro Repetto
@ajmrepetto

miércoles, 9 de enero de 2013


Impacto social positivo como manera de hacer negocios

Kevin Lomax: Are we negotiating?
John Milton: Always.
(Devil's Advocate)

La oportunidad de negocio más grande es la que mayor impacto positivo tenga en la sociedad. Cambiar el mundo para mejor es, a fin de cuentas, la empresa más rentable que podamos pensar. Los grandes cambios sociales llegan, usualmente, de la mano de la tecnología, usando el significado más amplio de la palabra “tecnología”. La rueda, el fuego, la prensa, la penicilina, la computadora o los teléfonos celulares son ejemplos de tecnologías que hicieron que la humanidad alcance un nivel superior de evolución.

Todas ellas, según el momento en el que se dieron, generaron – y todavía generan – grandes industrias. A pesar del pesimismo que muchos tienen sobre la influencia negativa de los negocios en el desarrollo humano, la realidad es que, a la larga, si generan impacto social positivo se pueden lograr mejores márgenes de ganancia. Los Mr. Burns no son los que triunfan hoy en día. Para ser claro, es más rentable mejorar la calidad de una semilla para que produzca más y mejor calidad de alimentos que vender a mayor precio un alimento escaso. Yendo más allá con el ejemplo, si producimos mejor calidad de alimentos a menor precio, tendremos un mercado potencial más grande para nuestro próximo emprendimiento, generando un círculo virtuoso. Podríamos pensar entonces que no hay negocio sin progreso, no hay progreso sin negocio.

Este concepto, que si lo analizamos un poco no es ni más ni menos que la propuesta original del verdadero capitalismo, desde hace ya unos cuantos años se está difundiendo desde Silicon Valley hacia el mundo con una velocidad notable; y no es casual que haya sido retomado en la cuna de las industrias exponenciales. La manera de generar masividad y, de manera análoga, fuerte impacto social positivo es a través de este tipo de industrias. Inclusive, en Estados Unidos se creó un nuevo tipo societario para las  empresas que trabajan con esta visión llamado “B Corporations” (http://www.bcorporation.net/). Las B-Corps son empresas con fines de lucro pero que a la vez asumen un alto compromiso social.

Hoy las industrias exponenciales más desarrolladas probablemente sean la de la información, la de las comunicaciones y la de la biología. Pero sin embargo nacen nuevos nichos todo el tiempo, por ejemplo la conjunción el diseño industrial y el concepto de personalización de la mano de la corriente DIY (Do It Yourself),  que promueven el impacto global partiendo de la innovación local.

Particularmente, Argentina, a pesar del espíritu innovador y la alta calidad profesional, no se ha movido mucho más allá de la tecnología de la información, centrándose sobre todo en el software. Sin embargo, el concepto de negocio exponencial abre una ventana de oportunidad interesante para generar nuevos desarrollos de alto impacto mundial que no deberíamos dejar pasar, explotarlo está en nosotros.

Personalmente, este concepto es la idea rectora de los emprendimientos que estoy encarando. Parte fundamental del éxito, creo, es rodearse de personas que realmente crean en los proyectos y compartan estos principios como manera de generar valor.



Alejandro Repetto
@ajmrepetto