Hace rato viene dando vueltas por las redes sociales la
iniciativa del Partido de la Red. En el último tiempo tuve la oportunidad de ir
a una de sus reuniones de presentación y, hace algunos días, de reunirme con mi
gran amigo Alejandro Sewrjugin (de quién recomiendo su blog 3RA REVOLUCIÓN), un militante activo de la idea que proponen.
La iniciativa, vista desde la perspectiva experimental, me
parece divertida sin embargo le sigo encontrando uno cuantos puntos flojos en
su concepción, a saber:
1-
Punto de
partida equivocado. En el pitch del partido siempre ponen como punto de
partida que la gente no participa en política porque no se les da la
oportunidad o porque ven a la política como algo sucio. No se plantean nunca
que, quizás, mucha gente no participa porque simplemente no le interesa, no
tiene tiempo, prefiere dedicar su tiempo libre a la pastelería o a la botánica
y no a la política, o lo que sea.
Me atrevo a decir que la mayoría de las
personas está feliz con relegar sobre el estado, en mayor o menor medida, sus
decisiones de la vida. Inclusive siendo participante activo en la política, en
lo personal, prefiero que otro se ocupe de las políticas sociales, de
transporte, de educación, de seguridad… otros que sepan lo que hacen, bajo
principios bien definidos, claro.
2-
Tendencia
a la opinología. Por más información que haya en los foros de discusión, no
queda claro por qué doña Rosa va a estar en capacidad de votar si está bien
subir un impuesto o cambiar el plan de estudios de un colegio secundario. Inclusive,
no queda claro cómo los foros de discusión, donde dicen que pondrían posturas
contrapuestas/complementarias a debatir la idea, se diferenciarían de hacer
zapping entre TN y 678.
La “magia” de la estructura representativa
está en que uno confía su voto a una persona o partido con el cual comparte principios.
Ese partido, se supone, se rodea de asesores especialistas que analizan el
impacto de cada acción de manera seria para ir hacia la dirección que pregonan.
Está claro que esto falla el 98% de las veces, pero la falla está en la
corrupción y no en el sistema representativo, que supone delegar en quién sabe.
Para ser claro, con una analogía, si me
siento mal voy al hospital donde hay un conjunto de expertos que pueden
analizarme de distintas perspectivas y darme una cura. El partido, parece
proponer que si nos sentimos mal hagamos una reunión de consorcio y veamos si
nos tomamos una aspirina o un sertal.
3-
Solución
basada en la herramienta. Parece preponderar mucho más el peso de la
herramienta colaborativa por sobre el concepto de cambiar la política. Esta
observación no es menor, indica que hay más técnicos que políticos por detrás.
Es común entre los ingenieros creer que todo se soluciona con una herramienta
de workflow, un foro y una base de datos.
La herramienta me parece interesante, pero
dista de ser la solución al problema, inclusive asumiendo que la solución al
problema es la “directización” de la democracia. Sin un trabajo serio sobre la
educación, someter cada movimiento de la vida política de un país a un plebiscito
terminaría no muy lejos del resultado de la película Idiocracy.
4- El riesgo del vecino. Al votar un
muppet de la red, sin posibilidad de declararse en rebeldía (aunque formalmente
no bloquee la posibilidad de borocotización), puede ser que votemos a un
representante que vote en contra de nuestros principios a nivel personal.
Quizás suena banal en si vota a favor del cambio de nombre de una calle o de
declarar el 30 de febrero como día nacional del postre vigilante, pero en cuestiones
más complejas, como podrían ser el aborto, la ley de fertilización asistida, el
casamiento igualitario, la eutanasia, en general la gente tiene opiniones
morales formadas. Nada garantiza que la red (o sea el vecino que va a votar en
la plataforma) imponga su mayoría local para que el muppet ejecute un voto
contra-voluntario de quién lo puso allí. La imprevisibilidad de la red está considerada como uno de sus mayores beneficios por quienes apoyan la idea pero ya lo dice el saber popular, aprovechando la inteligencia colectiva, si miles de moscas comen mierda, no garantiza que el resultado sea bueno.
Además de estos puntos estructurales, existen otras
cuestiones estratégicas que quedan en el aire, sin respuestas concretas. Por
ejemplo, ¿cómo lograrán bajo su concepción, acceder al verdadero poder para
imponer el nuevo régimen? o ¿cómo se votaría un ajuste económico, de ser necesario? o, uno más importante, ¿en el estado actual de país, es estratégicamente inteligente buscar dividir con un partido nuevo a cerrar filas sobre lo que más nos representa y tiene verdadera capacidad de ganar el poder?
Debo admitir que teniendo dos defectos grandes, soy
ingeniero y participo en política, la idea a prioiri enamora. Sin embargo, creo
que existiendo partidos nuevos en todo el arco ideológico, ¿Por qué no
colaborar con los que más se acerquen a nuestras ideas, ir dándole poder y,
tratar, al fin de imponer una idea común, que siente sus bases sobre la
libertad y la educación? Hoy, me parece, que participar de este movimiento es un esfuerzo mal administrado.
Vale aclarar que ya di mi firma para que el partido de la
red exista, y espero tenga el mayor de los éxitos. Sin embargo, estas dudas
siguen dando vueltas en mi cabeza sin ninguna respuesta de fondo que me
convenza.
Desde ya estoy más que abierto a debatir y aclarar los puntos, comenten y compartan!
Alejandro Repetto
@ajmrepetto
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