jueves, 23 de agosto de 2012

Contá Bien!

Anécdotas que dan par historias pero no sé cómo enmarcarla. ¡Contá bien!, diría un filósofo contemporáneo.

Ideas Fight Club

En los últimos TED Global se implementó una modalidad divertida llamada “Ideas Fight Club”, ideado por Jonathan Knowles, director del track de diseño de Singularity. Consiste básicamente en dos equipos que debaten sobre el mismo tema con ideas opuestas. Pero, en vez de ser un debate convencional, con una mesa y botellitas de agua para cuando se le seca la garganta a los oradores, se hace como si fuera una puesta en escena de catch mexicano. Los contendientes de disfrazan tipo super héroes y hay un juez, a lo William Boo – QEPD – y hasta un médico que, ante un comentario fuerte entra a chequear signos vitales y asistir al caído.

Brad Tempelton contra el diseño.
Se imaginarán que de por sí el hecho constituye una anécdota. Las peleas que tuvimos en SU fueron sobre la importancia del diseño, las bondades de la medicina paga vs la medicina gratuita, la existencia o no del libre albedrío, la existencia de dios y la posibilidad de trabajar por placer y no por necesidad. Todos, recuerden, caracterizados con máscaras, trajes, pelucas y cosas por el estilo.
Entre los disfraces más llamativos estaba Brad Tempelton (uno de los gurúes de la informática y jefe del track de redes en Singularity Universty) vestido con una capa roja y una máscara de catch. Jonathan vestido con su clásico kilt escocés y un mandoble de más de un metro de largo,  y otros tantos que se me dificulta describir. En resumen, era una banda de unas 80 personas disfrazadas discutiendo ideas fundamentales sobre la que se basa nuestra sociedad, todo muy cuerdo.

Sin embargo, esa no es la anécdota. Lo mejor sucedió cuando prendieron la máquina de humo, como parte de la escenografía y se disparó la alarma contra incendios. En menos de 2 minutos teníamos dos autobombas y estábamos evacuando el edificio. El momento clave fue, sin duda, el instante en el cual David, el CEO de Singularity, intentaba explicarle al jefe de bomberos qué estaba pasando.

Se apagó la alarma, dejamos de usar la máquina de humo y todo volvió a la normalidad: disfrazados discutiendo sobre filosofía y tomando whisky provisto amablemente por Deward's.

El tiburón de Cousteau

Última imagen del tiburón volador.
Entre los sobresalientes presentadores que tuvimos, uno de los más impactantes fue Jean Michel Cousteu, el hijo del famoso Jacques. Más allá de su brillante charla sobre ecología marina, que debo decir que por primera vez una charla de ecología me llega, lo mejor que pasó es que se nos escapó un tiburón volador por la ventana. Así como lo leen.

Sobre el final de la charla, algunos eternos niños, entre los que se incluía Brad, se pusieron a jugar con 2 tiburones inflables que se manejan a control remoto. Casi como giñando el ojo a Cousteau y su apego por el mar. La cuestión es que por un error de cálculos y, quizás, alguna falla en el control remoto del tiburón celeste se fue por la ventana del salón de clases.

Vale recordar que estamos en un campo federal con espacio aéreo restringido por lo cual David, el CEO de SU, de nuevo se vio en la incómoda situación de tener que llamar a la FAA (controladores aéreos de EE.UU.) y avisar que el objeto volador extraño que vagaba por Ames era sólo un tiburón lleno de helio con un transmisor de alta frecuencia para controlar sus aletas.

Nunca más volvimos a saber de ese tiburón. La gente reclama aparición con vida y castigo a los responsables.

Otras

Cosas como estas pasan todo el tiempo. De hecho, mientras escribía este post, acaba de pasar uno de los faculties con una cámara gigante, un parlante en el que sonaba “Don’t stop me now”, de Queen, haciendo la mímica de la canción.

Cuando vuelva el mundo me va a parecer aburrido.

Alejandro Repetto
@ajmrepetto

PS: Espero haber contado bien. Aunque las anécdotas en general son más graciosas para el que las vive que para el que las escucha.

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