lunes, 24 de septiembre de 2012


Crowdfunding: El poder de las masas

Todos los que alguna vez emprendimos sabemos que uno de los punto críticos es el financiamiento. La paradoja de la economía es que para poder desarrollar una idea brillante se necesita dinero, pero las fuentes convencionales de financiamiento (bancos, gobiernos, etc.) no lo proveen a menos que muestres tu idea es brillante. Algo así como el “El huevo o la gallina?” de las finanzas. La pesadilla del emprendedor es poder demostrar que su idea es buena sin tener la suficiente espalda como para desarrollarla.

Este problema, por suerte, de a poco está desapareciendo. Las usinas de emprendedores se están deshaciendo de las fuentes de financiamiento convencionales, como ser bancos, inversores ángeles o capitales de riesgo (venture capitals), para comenzar a financiarse a través del denominado crowdfunding, o financiamiento masivo, para tratar de inventar un término en castellano.

Este tipo de financiamiento tiene mucho que ver con la psicología asociada a las redes sociales y comunidades virtuales, por lo que responde a un comportamiento exponencial. Básicamente, consiste en un grupo de personas con intereses comunes se juntan y deciden financiar proyectos, productos, eventos, que creen que pueden prosperar. Dos buenos ejemplos de crowdfunding son http://www.kickstarter.com  y http://www.kiva.org. El primero tiene fines netamente comerciales y el segundo fines sociales.

Kickstarter es una página web donde emprendedores presentan su proyecto/producto y lo venden inclusive antes de tener siquiera un prototipo funcional. Uno de los proyectos más renombrado en los últimos tiempos es Pebbels, una pequeña empresa que comenzó a fabricar relojes con pantallas de papel electrónico. Lo destacable de su campaña en Kickstarter, es que en las primeras 28hs. de publicado, su producto recaudó más de un millón de dólares, y cerró su campaña recaudando más de 10 millones. Todo esto en preórdenes. O sea, en personas que compraban relojes que todavía no estaban producidos, confiando en que la gente de Pebbels los iba a terminar y enviar en los próximos meses, tal como decía el contrato. Lo destacable de Kickstarter es que, para ser correctos, no financia emprendedores en el sentido convencional. Las personas no deben devolver el dinero, sino entregar el producto. Para ser claros, es como un Mercado Libre pero vendiendo cosas que todavía no se han fabricado.

Por otro lado, y creo yo el más interesante, Kiva es una organización sin fines de lucro que conecta emprendedores en países pobres con financistas. En este caso el emprendedor sí debe devolver el dinero. Pero, a diferencia de los bancos, las tasas son bajas o nulas, según el proyecto, los proyectos deben ser sociales y los prestamistas que lo financian pueden prestar hasta un mínimo de 25 dólares. Lo curioso es que es una red que se basa en la confianza, no existen contratos intermedios, y así logró desde su nacimiento en 2005, que 800.000 personas presten más de 330 millones de dólares con una efectividad de repago de del 99%. Muy lejano al mejor de los bancos, que con suerte llegan al 85%.


Intercontinental Ballistic Microfinance from Kiva on Vimeo.

Estos dos ejemplos muestran dos facetas más que interesantes marcando el rumbo de nuestra sociedad. Por un lado, pone de manifiesto el poder de las masas. La tecnología enfrenta de alguna manera a la burocracia financiera y estatal dándole poder a los individuos para organizarse. Por el otro, esta organización, contrariamente a lo que muchos suponían, lleva al liberalismo como bandera, donde cada individuo puede progresar por sí mismo, vendiendo su producto masivamente, sin necesidad de control, contratos y protección del estado.

Alejandro Repetto
@ajmrepetto

No hay comentarios:

Publicar un comentario