sábado, 25 de agosto de 2012


Decidí volver.

Cuando uno está estudiando en un ambiente internacional, hay gente que decide quedarse y personas que deciden volver a sus países. Entre esas personas surge lo que acabo de bautizar la teoría de los dos cobardes.**

Los que se quedan buscando grandilocuencia y proyectos infinitamente importantes para la humanidad, buscando el reconocimiento de las grandes mentes del momento, ven a los que se vuelven como cobarde-mediocres. Personas que tienen miedo a ser grandes, personas que no les da el cuero para quedarse y producir avances que cambien el juego.

Por otro lado, los que vuelven muchas veces ven a los que se quedan como personas que privilegian su ego, prefiriendo figurar en alguna patente importante antes de dar su saber a los suyos. Esos son los ególatras cobardes, los que tienen miedo de volver porque creen que triunfar en sus países no es triunfar.

De manera análoga, en los países como la Argentina, cuando una persona viaja al exterior para estudiar (en general a EE.UU. o a Europa), comienza el rumor de “este no vuelve” y cuando vuelve empiezan las teorías sobre por qué lo hizo. Encuadrando a los que vuelven en la figura del cobarde-mediocre.

Relacionado a esto, en una de las tantas charlas nocturnas con vino de por medio que tuve, Salim, uno de los socios de la universidad, filosofaba sobre la diferencia entre decidir y elegir. Su punto era que cuando uno elige descarta. Si la pregunta “¿Por qué elegiste X en vez de Y?” tiene una respuesta, es elección. Si no la tiene, es decisión  Mas allá del significado de un u otra, la diferencia principal es que ante un cambio en las razones de la elección esta se cae rápidamente. La  elección es más débil que la decisión. La decisión, como no tiene razón concreta, sólo tiene pasión, es más difícil, si no imposible, de romper.

Hoy es el último día que estoy en Singularity University (SU), en pleno Silicon Valley, la tierra donde absolutamente todo es posible y, de nuevo, decido volver. Por trabajo o por estudio tuve la oportunidad de vivir en el exterior varias veces y siempre volví. Cada vuelta cargaba el temor de ser un cobarde mediocre. Esta vez no. Esta vez, no sé si de tanto ir y venir o porque  SU realmente cambió algo en mi manera de ver el mundo, estoy convencido que tengo que volver. Por más buena o mala que sea mi ciudad, por más próspera o decadente que sea la situación de mi país, lo que haga, lo voy a hacer allá. Allá donde están mis amigos, donde están mis hermanas, mis sobrinos, mi gente. Que no se malinterprete. No es melancolía tanguera, es convicción. No elegí volver, decidí volver.

Alejandro J. M. Repetto
@ajmrepetto

** Ayer hablando con una de las personas más interesantes que conocí acá, le comenté sobre esta teoría y me dijo que la mire del lado positivo y la llamara la teoría de los dos héroes. Perdón, Maayke, prometo ser más optimista la próxima. Sabés que tenés alguna responsabilidad futura para que pueda lograrlo.

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